VIVERO EL CAMPO
Años de rica tradición
Tierra de inmigrantes, que forjaron la identidad de nuestra nación, Uruguay creció gracias al esfuerzo de aquellos que encontraron en nuestro suelo un futuro próspero. Italianos, españoles, suizos, alemanes, japoneses, en muchos casos varias generaciones continuaron con el trabajo de sus ancestros, recogiendo la experiencia de aquellos, y casi siempre innovando, introduciendo las últimas tecnologías.
Apellidos como Basso, Musacco, Notaro, Vola, Udagawa, suenan fuerte a la hora de explicar el desarrollo de la horticultura ornamental uruguaya.
Y el apellido Schölderle, de origen alemán, surge inmediatamente cuando en nuestro país se piensa en viveristas eximios, expertos injertadores, conocedores de especies ornamentales, su fisiología y sus técnicas de multiplicación.
Uno de los viveros de mayor extensión del país, Vivero El Campo de Guillermo Schölderle es un emprendimiento pujante. Nos debíamos esta visita, y se la debíamos al predio y a nuestros estudiantes, por lo que en el invierno del 2011 concurrimos al mismo. Las imágenes de la visita incluyen algunas captadas también en primaveras de años anteriores.
Los australianos leptospermos nos reciben en plena floración invernal, constituyendo uno de los arbustos de más atractivo despliegue en la estación.
Coníferas destacadas, incluyendo cultivares modernos, y una completa muestra de especies de pitósporos, llaman la atención de los visitantes.
En tiempo invernal, los ejemplares de hoja caduca esperan a los clientes. Los mismos serán adquiridos a raíz desnuda, y plantados en esa condición en su lugar definitivo. Álamos, sauces, Liquidambar, ciprés calvo, arces, y también frutales de hoja caduca y vides, se pueden conseguir en esta época a precios más que razonables en relación a su porte.
Entre las técnicas de multiplicación, el injerto de aproximación es una de los menos utilizadas, pero que brinda excelentes resultados en cuanto al producto final.
Grandes cantidades de esquejes de trifolia originarán plantines que serán utilizados para injertar los diferentes cítricos.
El bambú negro, inusual, mucho menos cultivado que el amarillo, es muy utilizado en los jardines japoneses, y se pueden observar ejemplares en el predio que ocupa el Museo Blanes, donde se encuentra emplazado el Jardín Japonés de Montevideo.
Quienes deseen incorporar tonos de rojo en el jardín, encontrarán la Dodonaea púrpura y la Nandina Firepower como buenas opciones.
Ilex disciplinados muestran su colorido y el porta injerto del jazmín del Cabo, Gardenia thunbergia, despliega sus curiosos frutos.
La Acacia baileyana es una de las más vistosas en este momento, sumando al amarillo de sus flores la belleza de su follaje gris-azulado.
Y el vivero aprovecha el espacio para mostrarnos también atractivas combinaciones, que podemos repetir en los jardines. En este caso, nuevamente aparecen las Dodonaea, acompañadas por senecios grises. Una opción además bastante resistente al viento.
Los diferentes sustratos aparecen en forma separada, prontos para ser tamizados, elaborando la mezcla que constituirá el soporte y brindará los nutrientes necesarios a las plantas.
El pequeño bambú áureo es destacadísimo. Basta imaginarlo junto al arce japonés purpúreo en un jardín, para comenzar a disfrutar el colorido.
Calistemos amarillos, fotinias de puntas rojas, azaleas, hibiscos, el vivero no descuida la instalación de plantas madre, como requisito fundamental para la obtención del material necesario para lograr nuevos ejemplares.
Imagen del sitio público Google Earth ™
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