Ayer Estuvimos
EN EL VERANO DEL VIEJO CONTINENTE
Cuarta entrega: MONTPELLIER
Veinte años después...
Montpellier, capital de la región francesa de Languedoc-Rousillon y del departamento de Hérault, es una ciudad que surge en la Edad Media, sobre el siglo VIII. Su origen es reciente, si se compara con otras ciudades fundadas por romanos. Empezó a adquirir importancia durante la época de la reforma protestante, pues se convirtió en un feudo de la resistencia frente a la corona francesa, de religión católica.
La ciudad posee una mezcla significativa de culturas, debido a la llegada de los habitantes de la antigua colonia francesa de Argelia. También es un importante centro de cultura pues posee una de las Universidades más antiguas de la República Francesa. Es considerada una ciudad universitaria, y a ella acuden año tras año estudiantes provenientes de todos los rincones del mundo.
A medio camino entre España e Italia, y a pocos kilómetros del Mediterráneo, Montpellier es una de las ciudades preferidas de los franceses. Constituyen atractivos especiales la Place de La Comédie, con la Opera y la fuente Les Trois Grâces, el arco de triunfo, la Facultad de Medicina más antigua del mundo occidental todavía con actividad, y el Jardín Botánico más antiguo de Francia, creado en 1593. El parque zoológico y el nuevo invernadero amazónico ameritan también una visita, lo mismo que el moderno barrio de Antígona, obra del arquitecto catalán Ricardo Bofill y las orillas del río Lez.
Llegamos a Montpellier como becarios en la temporada 1989-1990, y en todo momento pensamos que algún día volveríamos. Y veinte años después, la encontramos hermosísima, moderna, sorprendente. Imposible en una sola nota mostrar todo lo que tuvimos la oportunidad de registrar, por lo que los amables visitantes de este sitio sabrán aprovechar al máximo lo que ofrecemos aquí, a cuenta de otras entregas.
En todos los casos, el
gusto por la vegetación ornamental se hace notorio, lo que es una constante a lo
largo y ancho de toda Europa. En Montpellier particularmente, como el sol reina
durante la mayor parte del tiempo, esa vegetación se expresa con gran fuerza.
Los canteros están poblados de achiras, cretonas, amarantos de hojas coloreadas, gallardía, Verbascum. El curioso hibisco de hoja morada, Hibiscus sabdariffa cv. Rubra, aparece en canteros, maceteros y colgantes, asociado a plantas de orígenes tan diferentes como la palmera Chamaerops y la lantana amarilla.
Francamente nos sorprendió la exhibición, en espacios públicos, de plantas de la región mediterránea, con el olivo como árbol simbólico, y el palmito europeo como palmera representativa, así como la muestra de los diferentes sustratos que se usan en la zona.
Antigone: moderna, amplia, obra del arquitecto Bofill. Para llegar, se recomienda atravesar el centro comercial Le Polygone. Palmeras, coníferas, maceteros colgantes donde la Ipomoea áurea es casi una constante, aportan el toque de color a las magníficas construcciones.
Finalmente, el paseo imperdible: el antiguo jardín botánico, de 1593, creado bajo el reinado de Enrique IV. Los primeros jardines botánicos, denominados hortus medicus, hortus academicus o jardines de plantas medicinales, surgieron con el objetivo de auxiliar en la enseñanza de la materia médica. Es por ello que el jardín se encuentra asociado a la Facultad de Medicina de una de las prestigiosas Universidades de Montpellier.
La visita constituye una magnífica oportunidad para apreciar la flora mediterránea, sus cipreses, sus pinos, pero también de otras latitudes, por lo que no sorprende ver nuestras butiá rodeadas por cercos de mirto prolijamente recortados. La vieja noria y el invernadero son puntos de detención obligatoria.
De vuelta al centro de la ciudad en uno de los simpáticos trencitos que, con sus vías a veces sobre un césped espléndido, han desplazado a los ómnibus en la zona céntrica.
A mediados de verano, árboles como Ailanthus, Koelreuteria y Evodia muestran hermosos frutos rojizos. El último de ellos no es cultivado en Uruguay.
Y por último, una escapada a la costa permitirá visitar el parque de La Camargue y admirar los flamencos rosados (les flamants roses) que parecen flotar sobre el espejo de agua. El castillo de Aigues-Mortes es parada obligatoria. El pino piñonero reina en espacios abiertos y en las avenidas de los balnearios. El Mediterráneo exhibe su admirable color turquesa.
De estudiante en invierno, con el tiempo escaso y el bolsillo flaco, a turista en verano, con el único objetivo de disfrutar la belleza que la ciudad y su entorno ofrecen, hay un abismo. Quizás hubiéramos querido vivir esto con veinte años menos. Pero hay que saber valorar todo y aprovechar todas las experiencias, porque siempre se aprende. Como decía uno de nuestros abuelos: "Todas las edades, al igual que las estaciones, tienen su filosofía..." Y de esto, sin duda, hay que sacar partido, hay que saber vivir cada momento, porque, aunque nos resistamos, "tempus fugit"...o, en la lengua local, "le temps s'en va"...
©jardinenuruguay.com 2010
...buscando el lado amable
del mapa más ajeno
la plaza impronunciable
el árbol extranjero
Me subo hasta tu copa
te nombro en otro idioma
creyendo en tu jardín...
... y tu jardín asoma...
Letras Agarrate Catalina 2010
Espectáculo "Civilización"
Fragmento de la "Mejor Retirada de murgas"
CURSOS PORQUE NUESTROS CONTENIDOS Y EXPERIENCIA DOCENTE MARCAN LA DIFERENCIA.