Ayer Estuvimos...
BALNEARIO SANTA ANA - COLONIA
Siempre pensando en volver...
Por la ruta 1, ingresando por el camino que lleva a Balneario Artilleros, o doblando en el Km. 155 de la citada ruta, se llega a uno de los Balnearios más bonitos y concurridos de la costa oeste uruguaya. Santa Ana es sinónimo de bosque y playa, paz y descanso, canto de pájaros al amanecer. Gente que se saluda al pasar, aún sin conocerse, turistas que provienen de muchos puntos del país y de la Argentina, aquí no hay apuro. Santa Ana, "cero stress" reza un cartel.
La visión de los hermanos Greissing sumada a la ayuda de la "diosa fortuna", permitieron adquirir estos campos y ejecutar una muy planificada urbanización, la que a fines de la década del cincuenta del pasado siglo contaba con unas pocas viviendas, contrastando enormemente con la situación actual. Tiempos de heladeras a gas y keroseno, del lechero y del carnicero que pasaban frecuentemente, del vendedor de bogas y sábalos, de la "fiambrera" colgante o con patas. La energía eléctrica llegó en 1964, dándole un importante impulso a la urbanización.
Entre pinares y montes de eucaliptos, éste último sin duda es el rey. Ya en el camino de entrada sus siluetas asombran, y sus cortezas provocan admiración.
Y como si esto fuera poco, también los hay de flor muy vistosa. En efecto, los eucaliptos de flor roja, que pueden presentarse también con flor naranja o rosada, se adueñan del bosque y llaman poderosamente la atención por su belleza. Resistentes en buena medida a los vientos, muchas veces están muy próximos a la playa.
Las grevilleas y las moreras se han propagado espontáneamente y abundan en terrenos sin construcciones. La avenida de las albizias, en el último tramo de la entrada, antes de llegar a la costa, sorprende por su colorido desde mediados de primavera hasta comienzos del verano. Los agapantos, muchas veces cultivados en alineaciones, son visitados en forma casi permanente por colibríes o picaflores, como se les denomina aquí.
Tilos, araucarias, casuarinas, cipreses, en la rambla y en los jardines, callecitas en donde la vegetación parece avanzar hacia el transeúnte, terrenos cubiertos por plantas tapizantes, aquí el aire limpio y el oxígeno reinan sin amenaza alguna.
Y finalmente el río, ese que asombra a los visitantes por su extensión, cambiante en su colorido según la hora del día o las tonalidades del cielo, a veces con grandes bajantes, otras veces tumultuoso, impactando sobre las barrancas de la playa. A lo lejos, las boyas blancas de los espineles y los trasmallos. Y las extendidas arenas, solitarias o muy concurridas, dependiendo de la hora del día y la estación del año. Los atardeceres, siempre imperdibles...
Tómese un respiro, venga unos días, sin duda saldrá renovado. Almuerce y cene al aire libre en la Hostería Don Guillermo o en El Palenque, concurra a la fiesta del balneario a principios de enero, admire las barrancas del vecino El Ensueño. Experimentará la sensación de que debe volver. Y si se cruza con Don Luis, quizás pueda conversar un rato con él, sin apuro, el gran narrador seguramente va sin prisa a rendirle tributo a la virgencita patrona del lugar. Más tarde, y también sin gran apuro, quizás le muestre su huerta, y, como acá todo es tan exuberante, lo invite a tomar unos mates a la sombra del perejil.
©jardinenuruguay enero 2010
...El sol nuevamente despierta el rumor
del bosque que bulle en vida y color
Verano ha llegado y en su plenitud
Santa Ana despierta nueva en juventud
Golondrinas somos que en vuelo sutil
de todos los puntos llegamos al fin
gritando "Santa Ana, ya estamos aquí"...
Maestro Juan Silva
COMIENZAN EN MARZO LOS CURSOS DE JARDINERIA
Últimas plazas disponibles (una vez completados los grupos, no se abrirá un nuevo período de inscripciones hasta noviembre).